LA DANTA
La danta creyendo ser el hombre increible, le hace una apuesta a Duc-jin y le dice:-!cuñao¡-para la próxima fiesta mediremos nuestras fuerzas.Duc-jin aceptó el desafio.
Mientras llegaba la fecha acordado, todos los días,Duc-jin invocaba a la piedra,para que tuviera un cuerpo duro y resistente; porque sabía que la danta aprovecharía la ocasión para matarlo, por que lo odiaba.
El día de la apuesta los dos se ubicaron frente a frente y por regla general, el turno era para la danta, en tono desafiante le dijo a Duc-jin: si resiste mi fuerza me inclinaré ante usted. La danta cogió a Duc-jin de la cabeza y empezo a apretarlo lentamente, hasta que lo apretó con toda su fuerza, creyendo aplastar la cabeza de Duc-jin, más y más lo apreto hasta que se cansó y lo soltó. Con una risa burlona y desafiante Duc-jin le dijo que no le había hecho ni cosquilla.
Me toca el turno le dijo Duc-jin a la danta, esta bien le contesto la danta: Duc-jin lo cogió de la cabeza, con la punta de los dedos, empezaba a gritar la danta, sentía que iba aplanandose la cabeza:-¡cuñao,cuñao!-no me aprietes más que me va a matar, me rindo, me rindo. Le suplicó la danta a Duc-jin y lo soltó.
Por esa apuesta fue que quedo alargado la cabeza de la danta (tapir) y se quedó así definitivamente
Me gusta este relato pero ¿Quien es el Duc-jin?
ResponderEliminarEn la cosmogonía Puinave no existe un creador único y el tiempo mítico está dividido en varias etapas: en el comienzo sólo existían cuatro hermanos, Guarirom, el hermano mayor creador del universo, Kwai, el segundo hermano, Pirkibiari, el menor y Nibdá, la única mujer. Guarirom hizo el mundo pero lo dejó imcompleto, Kwai fue asesinado y de sus huesos nace Ducjin el héroe civilizador, que es criado por su tía Nibdá. Ducjin hace los montes, los raudales, los peces, las aves y los frutos silvestres, distribuye los clanes, establece las reglas matrimoniales, y enseña a cada clan los cantos que deben entonarse en los rituales; enseña a los hombres a cazar, pescar, pero se va sin haber dejado a la gente el secreto de la comida cultivada (...) Ducjin engendra en una mujer (sin ningún contacto sexual) al niño que más tarde se convertirá en la flauta sagrada de Yuruparí
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